viernes, 17 de abril de 2015

IMPORTANCIA DEl JUEGO EN EL DESARROLLO INFANTIL

Freud describió al juego como un “proceso que permite al niño elaborar activamente situaciones que vive pasivamente”. Permitiendo al niño desarrollar todas sus potencialidades. Es uno de los aspectos más importantes del desarrollo infantil, a través de él, el niño comienza desde su nacimiento a conectarse con el mundo, es un medio de adaptación tanto intelectual como afectiva. Jugar es crear, construir, participar, elaborar, armar, desarmar, plantear y replantear. También es un aprendizaje, se aprende a perder, ganar y a respetar: mi turno, mi lugar y al rival, el cual en un rato volverá a ser mi compañero. Con el tiempo, esto sucederá en la vida y que mejor que prepararlos desde pequeños. Es la manera más saludable de comenzar a enseñar y trasmitir valores a los más pequeños, futuros adultos de nuestra sociedad.

El juego brinda herramientas que le permiten al niño conectarse con la realidad, poder modificarla cuando es dolorosa y volver a disfrutarla si fue placentera. Es fundamental para la formación de los chicos que encuentren un espacio para poder desarrollar su imaginación y aprender a relacionarse.  Cuando el niño juega se alimenta de elementos que extrae de la realidad, el niño representa, cuando juega aquello que en la realidad le impresiono, al adulto que admira por su sabiduría, sus condiciones humanas, sus valores sociales, etc. El docente tiene que comprender esos momentos evolutivos: comprender el parangón entre el juego infantil y la cultura como forma de juego. En efecto; lo primero que el docente debe tener en cuenta es que el juego constituye la actividad fundamental del niño y que, gracias a esa actividad, los niños consiguen convertir la fantasía en realidad. El juego es un modo de expresión importantísimo en la infancia, una forma de expresión, una especie de lenguaje, por medio de la cual el niño exterioriza de una manera desenfadada su personalidad. Por esta razón el juego es una actividad esencial para que el niño se desarrolle física, psíquica y socialmente. El niño necesita jugar no sólo para tener placer y entretenerse sino también, y este aspecto es muy importante, para aprender y comprender el mundo.

Nuestro rol como futuros docentes debe ser de animar el  juego o incluso de un jugador más. Si nos queremos convertir en directores del juego, en personas adultas y serias, que mandan, organizan y disponen, jamás lograremos un clima adecuado, donde el niño se exprese de manera autónoma y libre mediante el juego. Esto no significa que debamos dejar a nuestros alumnos solos, sino que debemos orientarlos, darles ideas y animarlos, con el propósito de que, en sus períodos de juego, los niños encuentren en sus maestros a alguien al que pueden acudir de una forma algo más distendida. Para ello, el maestro debería tener en cuenta, en su rol de animador-estimulador del juego, una serie de elementos: El profesor debe facilitar al alumno las mejores condiciones posibles para el juego y debe ser capaz de organizar el ambiente del mismo, Los materiales lúdicos que van a utilizar nuestros alumnos deben ser estudiados y seleccionados cuidadosamente.


Todo niño debe desarrollar tanto el juego libre como el juego organizado, debe jugar individualmente y en grupo. Diversas investigaciones señalan que el juego entre dos niños dura más tiempo y es más productivo que el individual o el de tres o más niños; sin embargo, debemos añadir que el juego espontáneo e individual se enriquece con las aportaciones y experiencias que aporta el juego colectivo. Por tanto, el docente  debe estructurar y organizar el tiempo para cada tipo de juego que utilice en su clase.

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